La otra historia es la de un amor que hace de esos tormentos su alimento. Un amor vigilado por los enemigos: el daño físico, la vejez, la muerte, pero que es capaz, no solo de resistirlos, si no también de transformarlos en la fuerza del deseo. La enfado del deseo se alía a la muerte y a la enfermedad porque se les parece: "Los síntomas del amor son los mismos del cólera".
En este relato infinitamente seductor, Gabriel García Márquez narra la obsesión del deseo con un arrebato que lo aparta de sus grandes novelas anteriores y a la vez lo acerca a ellas. A la circularidad del tiempo en Macondo, al enclaustramiento del tirano aislado en su poder demencial, sucede ahora la vigencia imbencible del deseo firme en si mismo. Un deseo que avanza hacia su origen en un movimiento del barco Nueva Fidelidad, que seguirá yendo y viniendo "toda la vida".
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